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Leí a Anne Rice antes de lo que debía. Mi mamá me la presentó con su emblemática novela Entrevista con el vampiro a los 12 años. Y sí, es probable que fuera muy pequeña para una novela de esa talla, con tales descripciones sobre el deseo, la muerte, la humanidad y el misterio. Sin embargo, en ese momento empezó mi vida de fangirl incluso antes de leer las novelas de Harry Potter, claramente más adecuadas para una joven que recién iniciaba la secundaria.
Hace poco, con el fallecimiento de la señora de los vampiros, me di cuenta de cuánto le había dedicado de mi vida a sus libros e historias: desde la adolescencia temprana hasta los 27 años, cuando leí uno de sus últimos textos (también sobre Lestat el vampiro, por supuesto). Es la escritora de quien he consumido más novelas en mi mortal existencia, pero es que su trabajo no es para menos. Desde 1973, con la publicación de Entrevista con el vampiro (que, por cierto, fue rechazada varias veces por distintas editoriales), Rice no paró de escribir. Su pluma cuenta con más de 40 libros, en su mayoría novelas de índole gótico, como la conocida Crónicas vampíricas con 13 tomos sobre las aventuras y desventuras de su personaje más amado, Lestat Lioncourt; la trilogía sobre Las brujas de Mayfair, Crónicas angélicas, Crónicas del lobo, los textos sobre la momia de Ramsés el maldito y hasta literatura erótica publicada bajo distintos seudónimos.
Es difícil tratar de resumir su trabajo tan extenso en un par de líneas, pero si tuviera que hacerlo diría que es impresionante y fundamental para la cultura y la literatura oscura de los siglos recientes. ¿Quién más si no Rice tiene una base de fans tan importante alrededor de todo el mundo? ¿Quién más ha podido enamorarnos de las contradicciones de la no muerte, de la noche y el Don Oscuro?
Todas sus lectoras hemos deseado alguna vez pasear por las lúgubres calles de Nuevo Orleans y encontrarnos con sus personajes: el indomable Lestat; el sufrido Louis incapaz, de consumir sangre humana; la misteriosa niña-vampiro llamada Claudia; o incluso viajar a recónditos y exóticos lugares como el antiguo Egipto para conocer a las y los fundadores del Don oscuro.
Si algo debemos de agradecer a Anne Rice es que siempre pensó en nosotras. Incluso después del fallecimiento de su esposo, cuando retornó a la religión y se decía que ya no escribiría más historias góticas porque ahora solo relataría la vida de Jesús, plasmada finalmente en solo dos novelas: El mesías: el niño judío y El mesías: camino a Caná del 2005 y 2008, respectivamente.
Tiempo después de eso nos regaló el triunfal regreso de Lestat a la literatura y a las calles de nuestra imaginación. En 2014 recuperó la saga que la haría mundialmente conocida con El príncipe Lestat, El príncipe Lestat y los reinos de la Atlántida (2016), y La comunidad de la sangre (2018), historias en las que dio cierre a la vida eterna de estos seres nocturnos de antaño en una sociedad hipermoderna como en la que vivimos hoy día.
Así pues, aún luego de tanto años las y los adolescentes enamorados de sus historias y personajes irrepetibles retomamos en nuestras manos el deseo de la vida eterna, inmortalizados también en dos películas (la primera, Entrevista con el vampiro del 94, muy superior a la segunda, La reina de los condenados del 2002); un musical de Broadway; y en recientes fechas una serie producida por AMC, así como comics autorizados por la autora y un sin fin de fanfics donde cualquier persona (de cualquier sexo, cualquier edad) doblega su voluntad ante la seducción de estos seres de la noche infinita y se vuelven sus amantes eternos; dejando un legado irrepetible en el tema de lo sobrenatural.
Lo último que coescribió con su hijo, Christopher, fue el final de la trilogía de Ramsés el maldito: el reinado de Osiris, publicado en 2022 después de su lamentable fallecimiento a los 80 años de edad… ¿o no? Sospecho que cualquier creyente de Rice considera que ahora camina tranquila junto a su amado Lestat, recorriendo las calles de Estambul o Francia o su querida Nueva Orleans, gobernando como la reina auténtica de nosotrxs, Los condenados, mientras lxs mortales la revivimos día a día al abrir sus libros y ser partícipes de su comunidad de la sangre.
Qué viva por siempre en nuestras venas, Anne Rice, la señora de los vampiros.
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