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Escucho los murmullos tras la puerta, sé que me atraparán en cuanto dé un paso adelante, pero debo descubrir quién… Un sonido proveniente de la oscuridad me impulsa a aferrarme a mi teléfono y esperar en silencio a que el peligro desaparezca. Sé que debo averiguarlo, debo saber. Cierro los ojos y cuento hasta tres. Escucho un sonido gutural que me provoca un vuelco en el estómago. Pienso en lo que debo hacer: abro los ojos, arremeto tan rápido como puedo y empujo la puerta con el estrépito suficiente para parecer más aterradora que esa criatura que se esconde en la oscuridad. Enciendo la luz y sus ojos me miran, quietos. Dos pupilas fijas en mi rostro. Las emociones me embriagan y sin reservas las dejo correr: lágrimas y carcajadas de alegría salen al mismo tiempo por la sorpresa de verlo. Mi viejo compañero, mi perro, robando una bolsa de croissant de la despensa. No para de mirarme y, al darse cuenta de que no estoy enojada, corre a mi encuentro. Su lengua seca mis lágrimas mientras río sin control. No puedo evitar sentirme ridícula: hace apenas unos segundos creía que se trataba de una criatura aterradora, tal vez incluso un asesino. Todo terminó en una bolsita de papel masacrada por una nariz astuta.
Stephanie es una autora mexicana nacida en 1993.
Es ingeniera en computación, pero amante de la literatura y las artes.
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